
Sin personas no habría organizaciones. La historia de las organizaciones es la historia de las personas que las componen, sin excepción.
Organizaciones vivas
Normalmente, la integración de esta dimensión humana suele diluirse en la realidad cotidiana de una organización, acabando por quedar infravalorada e incluso olvidada en la prisa generada por una planificación mal concebida.
Esto se refleja en el hecho de que, a nivel mundial, solo el 5 % de las empresas trabajan los valores humanos de manera holística, en todas las dimensiones de la organización: desde la transparencia con el público interno y externo, pasando por la gestión de la ética empresarial, la forma legítima de promover la comunicación y la prestación de servicios, hasta la gestión de la cadena de valor y, esencialmente, la relación con sus clientes. Esta complejidad es lo que caracteriza la intervención de la Responsabilidad Social y, por lo tanto, es natural que sea responsabilidad de la Dirección, a nivel de estrategia organizativa.
El crecimiento de una organización es un camino largo y lleno de obstáculos. No debemos olvidar que es dentro de una organización, donde una persona dedica gran parte de su tiempo, donde se cruzan las narrativas personales, construidas sobre realidades diferentes y a partir de las cuales se construyen diferentes sistemas de valores individuales. Aunque al principio la diferencia puede ser un factor de gran estrés, en realidad tiene un gran potencial de innovación que vale la pena potenciar. En este sentido, las organizaciones capaces de liberar este recurso creativo que tienen a su disposición a través de sus empleados serán las que tengan una mayor esperanza de vida media saludable, gracias a su capacidad para reinventarse en los momentos más difíciles. Las dificultades se ven como una oportunidad de aprendizaje colectivo, como un reto y no como un obstáculo.
Valores humanos y empresas
Todo aquello en lo que las personas se centran en su vida es un reflejo de su conciencia individual. Del mismo modo, todo aquello en lo que se centra una organización es un reflejo de la conciencia colectiva.
Aunque se sabe que aún queda mucho por hacer, se espera que las normas de responsabilidad social den un impulso al crecimiento.
Pongamos al ser humano en el centro de la empresa.
